Principales fundadores de la literatura salvadoreña.
Los autores fundacionales de la literatura salvadoreña son Manuel José Arce, Francisco Gavidia, Miguel Ángel Asturias y Roque Dalton. Tras el triunfo liberal, una élite de intelectuales asumió la función de la conciencia nacional y fundó el espacio de una cultura nacional donde la literatura tendrá una destacada participación protagónica. Entre los autores destacados se encuentran Salarrué, Roque Dalton y Claudia Lars.
A continuación, las biografías de los principales fundadores:
Manuel José Arce
(Manuel José de Arce y Fagoaga; San Salvador, 1786 - id., 1847) Político y militar salvadoreño, primer presidente de la República Federal de Centro América (1825-1829), surgida de la constitución dos años antes de las Provincias Unidas de América Central. Las pugnas y disensiones entre los estados y entre liberales y conservadores determinaron el escaso recorrido de esta nueva entidad política, que quedaría disuelta tras el mandato de su segundo presidente, Francisco Morazán (1830-1838).
Manuel José Arce
Manuel José Arce luchó por la independencia de las colonias de la Corona española y contra el Imperio Mexicano. Nombrado jefe del ejército salvadoreño en 1821, formó parte del Congreso General Constituyente de San Salvador. En 1825, ya constituida la República Federal de Centro América (integrada por Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica), Arce fue elegido presidente.
En un primer momento gobernó con el respaldo de los liberales, y más tarde con el de los conservadores, pero acabó enemistándose con ambos y en 1826 disolvió el Congreso Federal, decisión con la que provocó el enfrentamiento civil. Derrotado en Milingo, fue desterrado en 1829. En 1839 Manuel José Arce regresó a El Salvador para competir, sin éxito, en las elecciones presidenciales, por lo que intentó una sublevación; a causa de ello sufrió un nuevo exilio, que se prolongó hasta 1845.
Francisco Gavidia
(Francisco Antonio Gavidia Guandique; San Miguel, 1863 - San Salvador, 1955) Poeta salvadoreño que comenzó su labor literaria dentro del romanticismo y fue luego una de las figuras clave del modernismo hispanoamericano. Su figura abrió una etapa para la literatura de El Salvador y de América Latina en general, pues se le considera, junto al nicaragüense Rubén Darío y al cubano José Martí, uno de los iniciadores de la poesía modernista.
Los estudios clásicos, el periodismo y la política llenaron su vida. Se formó en su país, pero viajó por Europa y América del Norte y del Sur. Se enamoró de los parnasianos, tradujo a los románticos franceses (Víctor Hugo, Alphonse de Lamartine) y tuvo la gloria de iniciar a Rubén Darío, según confesión del maestro de la poesía moderna, en el conocimiento de los parnasianos y los simbolistas franceses y en el manejo del alejandrino con amplia libertad en los cortes y en el ritmo, lo que había de cuajar después en la revolución modernista, con todas sus consecuencias y secuelas literarias.
El punto de partida de estas innovaciones fue la traducción que en 1884 hizo Gavidia de una composición de Víctor Hugo, "Stella". También se le deben algunos ensayos de adaptación del hexámetro clásico a nuestro idioma. Sin embargo, Francisco Gavidia fue todavía, y más que nada, un romántico que enseñó a Rubén Darío a manejar el hexámetro griego y el alejandrino francés en lengua castellana. En esa adaptación al castellano, Víctor Hugo lo influyó con el espesor y poder de su verso. La bella exactitud de los versos de Gavidia es un elemento constante: "La curva de su casto pecho / Que alza su seno al respirar tranquila, / Como ola mansa voluptuosa oscila / En el mar de blancura de su lecho."
Por otro lado, su poesía también describió o ayudó a imaginar la realidad de su país, con escenas continentales. Indagó el pasado histórico prehispánico y colonial, pues conocía la cultura de los mayas, los toltecas y los nahoas, además del humanismo grecolatino y europeo, factor que lo hizo practicar una poesía mesurada y poco artificiosa. Sus versos son de gran musicalidad, innovando en los ritmos y la métrica. Algunos críticos sitúan a Sóteer o La tierra de Preseas (editado completo en 1949) como su libro fundamental, pero destacan, además, Versos (1884) y El libro de los azahares (1913).
Gavidia también cultivó otros géneros como el teatro (buscando un lenguaje que lo aproximara al público): Júpiter (1885), Ursino (1889), Conde de San Salvador o el Dios de las cosas (1901), Lucía Lasso o Los piratas (1914), La torre de marfil (1920) y el poema dramático La princesa Catalá (1944) son algunas de sus obras.
A través de los periódicos de la época, por otra parte, realizó además una labor crítica y publicó ensayos educativos. Su ensayística fue recogida fundamentalmente en Discursos, estudios y conferencias, en 1941. Sus relatos, para los que buscó inspiración en los tiempos precolombinos y coloniales y en tradiciones foráneas, fueron reunidos en varios libros, entre ellos Cuentos y narraciones (1931).
Destacada figura del parlamentarismo en su país, fundó periódicos en diversas repúblicas centroamericanas y publicó La primera forma de gobierno en Centroamérica; intentó la creación de un idioma universal; escribió obras sobre música, historia y filosofía (como Estudio sobre la personalidad de Juan Montalvo y Pensamientos); se le coronó como "meritísimo" en 1933 con gran solemnidad, presidió la Academia Salvadoreña de la Lengua y logró estrenar con éxito algunos de sus dramas.
Miguel Ángel Asturias
(Guatemala, 1899 - París, 1974) Poeta, narrador, dramaturgo, periodista y diplomático guatemalteco considerado uno de los protagonistas de la literatura hispanoamericana del siglo XX. Precursor de la renovación de las técnicas narrativas y del realismo mágico que cristalizaría en el posterior «Boom» de la literatura hispanoamericana de los años 60, con su personalísimo empleo de la lengua castellana construyó uno de los mundos verbales más densos, sugerentes y dignos de estudio de las letras hispánicas.
Miguel Ángel Asturias
Se graduó de abogado en la Universidad de San Carlos, en Guatemala, donde participó en la lucha contra la dictadura de Estrada Cabrera, hasta que éste fue derrocado en 1920. Dos años después fundó y dirigió la Universidad Popular; ya en ese entonces había publicado sus primeros textos. Partió luego a Europa, donde vivió intensamente los movimientos y sucesos que la transformaban, y estudió lingüística y antropología maya en la Sorbona con el americanista Georges Raynaud; de esa época es su traducción del Popol Vuh, junto con José María Hurtado de Mendoza.
Regresó a Guatemala en 1933, donde ejerció la docencia universitaria, fundó el Diario del Aire, primer radio periódico del país, y vivió una agitada vida cultural y académica. En el período revolucionario de 1944 a 1954 desempeñó varios cargos diplomáticos. En 1966 recibió el Premio Lenin de la Paz, y en 1967 el Premio Nobel de Literatura. Murió en Madrid el 9 de junio de 1974, pero sus restos reposan en el cementerio de Pere Lachaise, en París.
Roque Dalton
(San Salvador, 1935 - cerca de Quezaltepeque, 1975) Poeta salvadoreño cuya obra, de estilo coloquial y socialmente comprometida, fue partícipe de la renovación de la lírica latinoamericana de la década de 1960. Nacido en la popular barriada de San José de la capital salvadoreña, el joven Roque Dalton cursó sus primeros estudios en los colegios religiosos Santa Teresita del Niño Jesús y Bautista, para ingresar posteriormente en el Externado de San José, donde en 1953 obtuvo el graduado como bachiller.
Roque Dalton
Desde muy joven manifestó una acusada conciencia social que le llevó a militar en los movimientos revolucionarios que luchaban por las mejoras sociales en Centroamérica. En 1956, mientras estudiaba Leyes en la Universidad de El Salvador, fue en uno de los miembros fundadores del Círculo Literario Universitario, y en 1957 se desplazó hasta Moscú como delegado salvadoreño en el Sexto Festival de la Juventud y los Estudiantes por la Paz y la Amistad. Previamente había estado en Chile para cursar estudios superiores de Jurisprudencia (1953), carrera que complementó en su país natal con la de Ciencias Sociales (1954-1959), y en la Universidad de México con la de Etnología (1961).
Por aquel entonces ya era Roque Dalton una de las voces jóvenes más prometedoras de la poesía hispanoamericana contemporánea. Algunas de sus primeras composiciones habían sido galardonadas en varias ediciones del Premio Centroamericano de Poesía (1956, 1958 y 1959). En 1963, con la publicación de uno de sus mejores poemarios, El turno del ofendido, se consolidó como el poeta salvadoreño más relevante de su tiempo. La obra fue distinguida con una mención honorífica en el certamen Casa de las Américas, certamen que siete años después ganaría con el poemario Taberna y otros lugares (1969).
Por desavenencias con los dirigentes izquierdistas de su país, en 1967 abandonó el Partido Comunista y se mantuvo al margen de su militancia política hasta que, en 1973, regresó a El Salvador para alistarse en las filas del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), donde tomó el pseudónimo guerrillero de Julio Delfos Marín. Tras colaborar activamente con esta organización clandestina partidaria del enfrentamiento directo y la lucha armada, por oscuras razones que nunca se han llegado a aclarar fue perseguido, juzgado y ejecutado por sus propios compañeros de armas, que abandonaron su cuerpo en un paraje agreste donde fue despedazado y devorado por las fieras. Esta ejecución desencadenó airadas protestas en los círculos intelectuales, especialmente entre los escritores hispanoamericanos, abanderados en su condena por el argentino Julio Cortázar.
Salvador Salazar Arrué
(Sonsonate, 1899 - San Salvador, 1976) Artista y escritor salvadoreño. También conocido por el seudónimo de Salarrué, fue una de las voces fundamentales de la literatura hispanoamericana por su concisión y fuerza en la recreación de la realidad de su pueblo. Su identificación con el mundo del campesino salvadoreño y sus exploraciones en los asuntos esotéricos orientales y de ciencia ficción han llevado a valorarlo como uno de los iniciadores de la nueva narrativa latinoamericana y como destacado exponente de la cultura de su país. Sus Cuentos de barro (1933), relatos de extrema brevedad, contribuyeron a forjar la estética del cuento hispanoamericano.
Salarrué [Salvador Salazar Arrué]
Instalado con su familia en la capital salvadoreña desde los ocho años, a los diez años publicó ya sus primeros textos en el Diario de El Salvador. Formado en el Liceo Salvadoreño, el Instituto Nacional y la Academia de Comercio, estudió además pintura y dibujo con el maestro greco-ruso Spiro Rossolimo, y más tarde, gracias a una beca, en la Corcoran School of Art de Washington, donde con veinte años realizó su primera exposición individual en la Hisada's Gallery.
De regreso a El Salvador, contrajo nupcias con la artista Zelie Lardé y comenzó a prestar servicios laborales en la Cruz Roja. En 1928 fue contratado como redactor jefe del diario Patria, dirigido por los escritores Alberto Masferrer y Alberto Guerra Trigueros. Publicó allí artículos y su primeros relatos, reagrupados luego en Cuentos de cipotes. Fundó y dirigió las revistas Amatl y Espiral; a lo largo de su vida colaboraría en numerosas rotativos y revistas literarias y artísticas.
Miembro de la Sociedad de Amigos del Arte (1935-1939), durante varios años trabajó como agregado cultural de la delegación diplomática en Estados Unidos, y participó en la Conferencia de Educación organizada en julio de 1941 por la Universidad de Michigan. Alternó la literatura con la pintura; se recuerda especialmente el éxito de sus exposiciones en Nueva York y San Francisco (1947-49) y de algunas de las que realizó posteriormente en su país y de nuevo en Estados Unidos entre 1958 y 1963. Otra de sus facetas artísticas fue la de compositor: se le deben más de un centenar de canciones.
En 1963 ocupó el puesto de Director General de Bellas Artes, y en 1967 fundó, en el parque Cuscatlán, la Galería Nacional de Arte (actualmente conocida como Sala Nacional de Exposiciones), centro cuya dirección asumió. Desde 1973 hasta su fallecimiento fue asesor cultural del gabinete del Director General de Cultura, Carlos de Sola.
La obra literaria de Salarrué lo ha colocado en el justo papel de clásico no sólo de la literatura salvadoreña, sino también de la cuentística en castellano. Su peculiar costumbrismo es más bien un énfasis en la lengua de su pueblo, una visión tierna de los pequeños seres que atraviesan, con su ternura y miseria, los paisajes de su país. Escribió acerca de campesinos y desplazados de las urbes, identificándose con sus problemas y rasgos, así como con su materia verbal, que reproduce la tensión idiomática entre los dialectos, las lenguas indígenas y el castellano.
Claudia Lars
(Carmen Margarita Brannon Vega; Armenia, 1899 - San Salvador, 1974) Poetisa salvadoreña, una de las voces más sobresalientes de la lírica centroamericana del siglo XX.
Hija de Peter Patrick Brannon, ingeniero norteamericano, y de la salvadoreña Carmen Vega Zelayandía, estudió en el colegio La Asunción de la ciudad de Santa Ana, donde la joven Claudia se decantó por los estudios humanísticos. Religión y poesía se vincularon en su hogar para acrecentar su sensibilidad natural. Desde muy pronto recibió la influencia de los clásicos antiguos y españoles (Góngora, Quevedo, Fray Luis de León), así como la de los románticos ingleses y de Rubén Darío. También coincidió con algunos de sus contemporáneos, como el cuentista salvadoreño Salarrué.
Poetisa precoz, con diecisiete años publicó un breve poemario que pasó inadvertido: Tristes mirajes, que vio la luz gracias al mecenazgo del general y poeta Juan José Cañas, uno de sus primeros mentores. Por esa época Claudia Lars mantenía relaciones sentimentales con el poeta Salomón de la Selva. Pero en 1919, cuando habían ya formalizado su compromiso de matrimonio, el padre de Claudia decidió romper el vínculo y enviar a su hija a los Estados Unidos, a casa de unos familiares afincados en Pennsylvania. Allí conoció a Le Roy Beers, con quien contrajo matrimonio tras un breve período de noviazgo.
Sin abandonar el país norteamericano, la poetisa se instaló en compañía de su nuevo esposo en el barrio de Brooklyn de Nueva York, donde ejerció como profesora de lengua castellana en la Escuela Berlitz. En 1927 tuvo ocasión de regresar a su país junto con su cónyuge, que acababa de ser nombrado cónsul de los Estados Unidos en El Salvador. Aposentados en la capital salvadoreña, a finales de 1927 nació su primer hijo, Le Roy Beers Brannon, que sería el único vástago de Claudia Lars.
Claudia Lars volvió a frecuentar los cenáculos literarios, en especial el congregado alrededor del poeta Alberto Guerra Trigueros, compuesto por escritores como Alberto Masferrer, Salarrué y Serafín Quiteño. En ese nuevo ambiente la poesía de Claudia Lars fluyó de nuevo con espontaneidad y soltura, lo que se tradujo en 1934 en una nueva entrega lírica: Estrellas en el pozo, publicada en las famosas Ediciones Convivio por voluntad expresa de su director, el intelectual costarricense Joaquín García Monge.
Esta obra, bien recibida por críticos y lectores, allanó el camino del siguiente poemario de Claudia Lars, Canción redonda (1936), al que siguió, tras un paréntesis, La casa de vidrio (1942). En este fértil periodo publicó también Romances de norte y sur (1946), Sonetos (1947) y Ciudad bajo mi voz, libro premiado en el Certamen Conmemorativo del IV Centenario del Título de Ciudad de San Salvador.
En 1948 se instaló en Guatemala para ejercer allí sus competencias como agregada cultural de la Embajada de El Salvador, cargo con el que acababa de honrarla el gobierno salvadoreño. En Guatemala conoció además a quien habría de convertirse en su segundo esposo, Carlos Samayoa Chinchilla.
A su regreso a El Salvador, continuó desempeñando algunos cargos públicos en el departamento editorial del Ministerio de Cultura, donde poco tiempo después asumiría la dirección de la revista Cultura. Mostró una mayor madurez conceptual y expresiva en el volumen Donde llegan los pasos (1953), al que siguió, dos años después, Escuela de pájaros (1955), un texto con el que se acercaba a los lectores infantiles.
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